El dinero en Venezuela, que entró en hiperinflación en 2017, sigue esfumándose con rapidez de los bolsillos y las cuentas de unos ciudadanos cada vez más pobres, que no terminan de sentir un alivio financiero pese a que el país lleva cuatro meses consecutivos con una inflación desacelerada.
La nación con las mayores reservas probadas de petróleo también es superlativa en su índice de precios al consumidor pues cerró 2018 con una inflación de 130.060,2 %, según el Gobierno, y pesa sobre él un pronóstico de 10.000.000 % de inflación para finales de este año, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).